Las fuentes tipográficas diseñadas para sistemas de impresión tradicionales están pensadas para ser reproducidas en alta resolución y, generalmente, lucen mal en cuerpos pequeños en las pantallas de las computadoras. La mayoría de las mismas empiezan a experimentar serios problemas de legibilidad en cuerpos inferiores a 10 puntos.
Las formas de los caracteres no han sido concebidas para ser reproducidas en una pantalla de baja resolución. Al ser sometidas al antialiasing, para suavizar el ‘escalonado’ de los trazos, se torna indefinida e ilegible en tamaño chico.
Las tipografías “Pixeladas” diseñadas por Joe Gillespie, como la “MINI 7”, “Tenacity”, “MiniVista” y “MiniSerif” han sido especialmente concebidas para resoluciones de pantalla: cada trazo, cada punto, encaja exactamente en la trama de pixeles que compone la pantalla. Su morfología evita, en lo posible, las curvas y se compone de líneas verticales u horizontales. Aún en cuerpos pequeños se las ve nítidas y definidas.
Sin embargo, la desventaja de estas fuentes es que están fijas en un tamaño y que no es posible redimensionarlas. Deben ser utilizadas en el cuerpo para la cual fueron creadas, de lo contrario los trazos verticales y horizontales que las componen se distorsionan. Utilizándolas exactamente con el múltiplo de su tamaño natural, coinciden nuevamente con la grilla de pixeles, pero se ven, justamente, pixeladas y puede tener un efecto negativo, salvo que sea lo que se está buscando.
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